Su ojo izquierdo dejó de parpadear el último jueves tras sufrir una parálisis facial. Dormir así le es casi imposible, pero siente que es una prueba de Dios al que hoy más que nunca se encomienda para su pronta recuperación. También le reza mucho a su virgencita de Caacupé para que se sume al objetivo.
Grégor Alcides Aguayo transmite tristeza. Acepta conversar con El Hincha porque la necesidad es más grande que la vergüenza. Parece estar más delgado de que cuando vino a Chimbote a enrolarse en las filas del José Gálvez, con una ilusión que de a poco se fue convirtiendo en decepción.
Sus pequeños hijos Thais (7) y Gregory (4) juegan a un costado mientras que el papá tiene que dar la cara. Contesta a cada pregunta sin mirarnos de frente, con voz baja. En algunos pasajes toma aire, parece quebrarse, mira a sus retoños y al verlos sonreír recupera la tranquilidad para responder.
“Ellos (sus hijos), mi esposa, mis amigos son mi fuerza para salir adelante. Que sea lo que Dios quiera”, dice. Su caso ha traspasado las fronteras. No solo los medios locales y nacionales han revelado que el paraguayo la pasa mal en nuestra ciudad. Vía Internet medios paraguayos han hecho eco de las penurias de su compatriota.
Él, al igual que todos sus compañeros de equipo del José Gálvez, es una víctima de la crisis económica que atarviesa el club. Prácticamente le deben tres meses de sueldo. Su último pago fue el de la quincena de mayo.
Aguayo admite que la preocupación y una fuerte cólera por todo lo que viene pasando fue la bomba que desató la parálisis en un día de miércoles. Dos semanas de reposo lo tienen atado al calor de su hogar. Y es ahí, en esa tranquilidad pasajera, que se da tiempo para reflexionar sobre muchos aspectos.
“Recuerdo que esto me sucedió el miércoles pasado. Por la mañana había entrenado con normalidad. Por la tarde, después de almorzar, estaba conversando con mi esposa en la mesa cuando me sentí raro, con la cara un poco calurosa en el lado izquierdo, entre el ojo y la cara. No tenía movimiento en ese lado”, cuenta.
Está con medicamentos y realiza terapia todos los días con una persona entendida que le hace el favor ya que el club ni siquiera puede cubrir la terapia del futbolista.
Abandonado
De a poco, Aguayo se desahoga con nosotros en la entrevista. Es la primera vez que le pasa algo así y le agradece a Dios el tener a su lado a su familia, su mayor fortaleza. Pero a la vez evidencia la indignación de que ningún dirigente se haya tomado la molestia de visitarlo, aunque sea hipócritamente.
”Nadie me llamó, ni me dicen cómo estás, pese a que conocen la casa donde vivo. Es triste todo eso. Solo algunos compañeros vinieron a visitarme”, reveló.
Enterados por los medios y las redes sociales, compatriotas suyos que juegan en el Perú y Colombia le han expresado su apoyo moral y económico, entre ellos Mario Villasanti (arquero de Inti Gas), Edgar Balbuena (defensa de Juan Aurich) y Cristian Bogado (delantero de Real Garcilaso); Nery Bareiro, Jorge Ortega y Roberto Ovelar (Junior de Barranquilla de Colombia).
No se va
Pese a todos los problemas, Aguayo se resiste en volver a su país, salvo caso extremo. Siente que su esposa y sus hijos (la mayor estudia aquí) se acostumbraron a la ciudad, pero que si no hay otra se van. “Estar sin plata es un poco jodido en un país ajeno. Por ahí la gente me ayuda un poco, pero no es igual. A Dios gracias tengo amigos que me consideran y no me arrepiento de haber venido a Gálvez porque el club no tiene la culpa sino los dirigentes que tenían que asumir su responsabilidad”, puntualizó.
Oficialmente Gálvez es el segundo club del paraguayo que debutó en 2003 en Tacuary de su país, donde jugó hasta el 2013. Él asegura también haber tenido un paso por Uruguay. Sobre su llegada a Chimbote dijo que fue por un conocido suyo, un peruano que vivía en Paraguay y quien le hizo el contacto.
Buen deseo.
“Si tuviera la oportunidad de pedirle un milagro a mi virgencita de Caacupé le pediría que se solucionen todos los problemas de José Gálvez. No es justo que pase esto en un club muy querido y grande. Es una pena que los dirigentes no hayan estado a la altura”, señaló Grégor Aguayo.
El futbolista agradece la consideración de los dueños de la vivienda que le es alquilada, con los que cumplirá apenas se resuelva su tema económico.
Mensaje.
“A los hinchas que me quieren en Chimbote y que se han preocupado por mí les agradezco. No veo las horas para volver a las canchas. Tacuary fue mi casa por 10 años, Gálvez es mi segundo hogar, así lo siento”, dijo el futbolista que jugó dos copas Sudamericanas y dos Libertadores con su club de Paraguay.
Fuente: La Industria de Chimbote
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