Es cierto que falto el gol, no estuvo el delantero que anota en los arcos de los rivales y cuando eso sucede, pese a estar a tiro del arco la pelota no entro. El rival hizo el gol y se llevó los tres puntos. José Gálvez cayo luchando en los 90 minutos de juego ante Universidad César Vallejo, en un partido por momentos emotivo y que tuvo mucho temperamento y que conto con la presencia de un árbitro de sospechosa actuación.
La anotación de Sotil cuando faltaban trece minutos para terminar, liquidó la contienda donde la franja merecía más pero en el fútbol los merecimientos no valen, sino se hacen los goles y estos no se hicieron en las oportunidades que se presentaron.
El de ayer fue un equipo galvista, que sigue en esa línea de jugar ordenados con tres zagueros al fondo y que cuando atacan lo hacen con el apoyo de los laterales volantes que le otorgan mayor volumen en el ataque, mientras que cuando el rival lo hace, atrás los esperan con mayor cantidad de gente. Si no estuvo Salinas lo sustituyó Marco Ruiz.
Pero, en ofensiva quien no cuenta con sustituto es el colombiano Martín Arzuaga, quien no se ha recuperado de su lesión y que lamentablemente tampoco estará para jugar a mitad de semana en Tarapoto. Arzuaga se hace imprescindible en la ofensiva chimbotana.
En esta oportunidad, lamentablemente toco un árbitro que cada vez que dirige en Chimbote hace todo lo posible por maltratar al equipo local. En ese sentido Manuel Garay no es la primera vez que lo hace, ayer fue el causante de inclinar la cancha de manera sospechosa. El arbitraje peruano está en retroceso por tener precisamente a gente como este Garay Evia, que obliga a reacciones hepáticas en las tribunas.
LO MEJOR
Lo mejor que hizo José Gálvez fueron esos desplazamientos de los últimos 20 minutos en el primer tiempo. Desde el minuto 25 el ritmo del partido comienza a cambiar cuando por la franja izquierda Salcedo, Aguirre y Vásquez complementados con Barrena empiezan a hilvanar jugadas que terminaron con peligro en el arco de Hermosa.
El pico máximo fue a los 28 minutos cuando una subida, en contragolpe de Aguirre y Vásquez termina en los pies de barrena quien supera a Otoya con un sombrerito y cuando queda ante el arquero toca de cabeza pero hermosa alcanza la pelota que ya se metía al arco, ante el delirio de la gente. Quizás le falto un ¡poco de fuerza para que la pelota supere al arquero otro sombrerito.
Hubo dos ataques más sobre los 29 y 32 minutos respectivamente con remates de Barrena y Aguirre, además de otro con Barrena que lo superaba a Otoya, pero no hubo contundencia. Incluso sobre los 42 minutos un tiro de Vásquez llega hasta la área chica y Vásquez aprovecha el desconcierto y le pega a la pelota pero esta se va desviada cuando tuvo todo para anotar. El primer tiempo se termino con el sabor ese que la franja mereció algo más que el empate. La segunda parte fue otra historia.
Para la segunda mitad fue la visita que salió en busca del partido, pues es un equipo con mayores recursos técnicos y futbolísticos, pero igual los contragolpes galvista llevaban peligro.
José Gálvez perdía fuerzas y el técnico decidió hacer las variantes por eso hizo ingresar a Mesarina, primero, Medina y Hoyos posteriormente. Fue precisamente en esas circunstancias que sobre los 32 minutos llego el gol trujillano, pues un arranque de Sánchez a toda velocidad habilitó a Sotil que superó a los centrales y en primera batió a Reyes.
Sotil había pasado desapercibido a los largo del partido pero con su talento hizo acto de presencia cuando recibió de Sánchez para batir a Reyes. No hizo nada mas en los 90 minutos de juego.
José Gálvez insistió pero lo que hizo no fue suficiente para anotar en el arco de Hermoza. Por ejemplo a los 40 minutos medina habilitó a Salcedo que corrió por izquierda y saco un centro al área donde estaba Noronha que pese a la marca de Galván conecto de cabeza pero fue Hermoza el que finalmente logro atajar el esférico que tenia destino de red. No hubo más, solo quedo en la retina de los hinchas que llegaron en aproximadamente ocho mil, el despliegue generoso de energías de los jugadores galvistas y el lamentable espectáculo del árbitro Garay, que le hace mucho daño al fútbol.
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